La casa de la Fuente Vieja tiene su pequeña historia ligada, como es natural, a la villa de Infantes, a la calle donde se encuentra y a la plazuela aledaña.

En el año1483, el maestre de la Orden de Santiago autoriza a Juan Moreno y a su mujer, María López, para fundar un convento de franciscanos. Era normal que los hidalgos pudientes, en aquella época, invirtieran en edificios religiosos para poder escuchar la misa en lugar preferente y ser allí enterrados, debido al prestigio social que suponía para la familia. La zona donde se construye el edificio es la actual Plaza de la Fuente Vieja, que por entonces eran las afueras del pueblo.

Muy próximo a este lugar, en 1521, se funda el convento de franciscanas sobre un beaterio de clarisas. En el año de 15xx otra familia de hidalgos construye la actual iglesia del Corpus Christi sobre unas huertas del convento para que las monjas puedan escuchar misa sin tener que desplazarse al convento de franciscanos. En ese mismo momento se construye la plaza y la fuente para uso del común de los vecinos.
A partir de estas relativas comodidades, el pueblo comienza a expandirse en esa dirección de poniente a lo largo de las calles Pio XII y San Francisco.

Ambos conventos fueron clausurados en el año 1835, fruto de la desamortización de Mendizabal. Los terrenos fueron vendidos en 1836, pero se trataba de meros especuladores que no les dieron ningún tipo de mantenimiento, ni utilidad real. Prácticamente los conventos quedaron abandonados, perdiéndose gran parte del patrimonio.

Durante la guerra civil, en 1936, se dinamitaron las ruinas que todavía persistían en pie. Del estado de abandono y de la imponente fachada del convento hay constancia fotográfica, pudiéndose observar a su izquierda la casa de la Fuente Vieja, con el mismo aspecto exterior que en la actualidad.

Se desconoce la fecha exacta de la construcción inicial de la casa aunque, al aparecer representada en un plano de Infantes del año 1884 y al utilizarse presidiendo el frontispicio una piedra labrada del convento de San Francisco, abandonado en 1835,
tuvo que ser entre ambas fechas.

En la década de los 1940 se trataba de una casa de vecinos de las clases populares donde convivían varias familias, entre ellas las de los hermanos Manuel y José Perez Montes, cuyos herederos son los actuales propietarios del inmueble.

En el año 2011 se realizó una necesaria rehabilitación general de la casa, puesto que había estado abandonada durante algunos años, aunque respetando su estructura original. La anchura de los muros de barro prensado y las baldosas hidraúlicas que se han podido rehabilitar dan fe del esfuerzo que se ha hecho para preservar la antigua construcción. Sin embargo, el antiguo pozo ha sido lodado y las antiguas cuadras para los animales han sido reconstruidas completamente, dándoles otros usos.

A partir del año 2024 una parte de la casa se explota como vivienda de uso turístico. El visitante puede imaginar que en la habitación donde descansa, doscientos años antes que él, personas de otra época ya lo hacían, como así era, aunque con preocupaciones y comodidades muy diferentes.

Visitar Infantes, sus patios, sus cuevas, sus iglesias, apreciar los escudos que presiden innumerables viviendas, se puede considerar, en cierta medida, como un viaje al pasado lejano renacentista en que la ciudad fue construida. Acomodarse en esta antigua casa puede ayudar a sentirse inmerso en esa lejana época.